sábado, 14 de mayo de 2011

EN EL CEMENTERIO

Eco de otras voces igual de lacónicas
por la raja
que hiere al mármol
donde se corrompe el hueso y la madera
de rodillas mi voz
ya no cree
todo cuanto reza el llanto.

¡Ay! cómo duele
no haber pispeado los plazos de la muerte.
Cambiar el nombre al infortunio.


DANIEL O. REQUELME

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